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Somos FUNDACIÓN EBENEZER

La FUNDACIÓN EBENEZER tiene como misión fundamental:

“Proponer, impulsar y ejecutar programas y proyectos de desarrollo integral basados en valores cristianos, morales y éticos y que sean sustentables y sostenibles en el tiempo para el beneficio comunitario y con la participación y colaboración de los distintos organismos de cooperación técnica y económica, a nivel local, nacional e internacional para la atención de las personas en estado de vulnerabilidad en el Ecuador”.

Apoyamos al desarrollo integral: cuerpo, alma, espíritu y entorno de las personas, comunidad y familias.

Ser una organización sin fines de lucro que brinde una atención integral a la comunidad.

 

 

Reconocemos que los valores no se pueden legislar; ellos deben vivirse. Ningún documento puede reemplazar las actitudes, decisiones y acciones que constituyen el tejido fundamental de nuestra vida y trabajo.

 

  • Creemos que hay un solo Dios, que existe eternamente en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
  • Creemos en la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, en su nacimiento virginal, en su vida sin pecado, en sus milagros, en su muerte vicaria y expiatoria mediante su sangre derramada, en su resurrección corporal, en su ascensión a la diestra del Padre, y en su retorno personal en poder y gloria.
  • Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada, la única infalible y con autoridad.
  • Creemos que para la salvación del hombre perdido y pecador es absolutamente esencial la regeneración por el Espíritu Santo.
  • Creemos en el ministerio presente del Espíritu Santo, por cuya presencia en el cristiano(a) le capacita para vivir una vida de acuerdo con Dios.
  • Creemos en la resurrección tanto de los salvos como de los perdidos; los salvos, a la resurrección de la vida; y los perdidos, a la resurrección de condenación.
  • Creemos en la unidad espiritual de todos los creyentes en nuestro Señor Jesucristo.

NUESTROS VALORES

SOMOS CRISTIANOS

Reconocemos a un solo Dios; Padre, Hijo y Espíritu Santo. En Jesucristo se nos revelan, tanto a nosotros como a todos los pueblos, el amor, la misericordia y la gracia de Dios. En esta abundancia desbordante del amor de Dios descubrimos nuestro llamado al ministerio.

Juntos, proclamamos que «Jesús vivió, murió y resucitó; Jesús es el Señor». Deseamos que él sea el centro de nuestra vida individual y corporativa.

Nos esforzamos por imitarlo–en su identificación con los pobres, los que no tienen poder, los afligidos, los oprimidos y los marginados; en su interés especial por los niños; en su respeto a la dignidad que Dios ha concedido por igual a hombres y mujeres; en su desafío contra actitudes y sistemas injustos; en su llamado a compartir recursos mutuamente; en su amor por todas las personas sin discriminaciones o condiciones; en su ofrecimiento de una nueva vida mediante la fe en él. De él obtenemos nuestra comprensión integral del evangelio del Reino de Dios, el cual constituye la base de nuestra respuesta a la necesidad humana.

Escuchamos su llamado al servicio y observamos el ejemplo de su vida. Nos comprometemos a impregnar a la organización de un espíritu de servicio. Sabemos que esto significa encarar con honestidad nuestro orgullo, nuestro pecado y nuestros fracasos.

Testificamos de la redención prometida solamente por la fe en Cristo Jesús. El personal que contratamos posee la fe y la práctica para testificar de ello. Conservaremos nuestra identidad de cristianos siendo al mismo tiempo sensibles a los diversos contextos en los cuales expresamos esa identidad.

ESTAMOS COMPROMETIDOS CON LOS POBRES

Estamos llamados a servir a los pueblos más necesitados de la tierra, a aliviar su sufrimiento y a promover la transformación de sus condiciones de vida.

Nos solidarizamos con la búsqueda mancomunada de la justicia. Buscamos comprender la situación de los pobres y trabajar a su lado para alcanzar la plenitud de vida. Compartimos nuestro descubrimiento de que hay esperanza eterna en Jesucristo.

Buscamos promover un encuentro entre los pobres y los ricos que les permita a ambos grupos abrirse a la transformación. En esta relación vemos con respeto a los pobres como participantes activos y no como receptores pasivos. Son personas que pueden dar y de las cuales otros pueden aprender y recibir. La necesidad de transformación es común a todas las personas. Juntos, buscamos justicia, paz, reconciliación y sanidad en un mundo quebrantado.

VALORAMOS A LAS PERSONAS

Consideramos que todas las personas han sido creadas y amadas por Dios. Damos prioridad a las personas antes que al dinero, las estructuras, los sistemas u otros mecanismos institucionales. Actuamos en formas que respeten la dignidad, el carácter único y el valor intrínseco de cada persona-los pobres, los donantes, nuestro personal y sus familias, las juntas directivas y los voluntarios. Celebramos la riqueza de la diversidad en las personas, culturas y contribuciones.

SOMOS MAYORDOMOS

Los recursos a nuestra disposición no nos pertenecen. Son un depósito sagrado de parte de Dios por medio de los donantes para las personas necesitadas. Somos fieles al propósito por el cual se dan esos recursos y los administramos en una forma que produzca el máximo beneficio para la comunidad.

Hablamos y actuamos honestamente. Somos abiertos y objetivos en nuestro trato con donantes, comunidades que realizan proyectos, gobiernos, público en general y entre nosotros mismos. Nos esforzamos por proyectar una imagen pública que sea fiel a la realidad. Buscamos la consecuencia entre lo que decimos y lo que hacemos.

De nosotros mismos, exigimos altos niveles de competencia profesional y reconocemos que es necesario rendir cuentas mediante estructuras adecuadas para alcanzar esos niveles. Compartimos nuestra experiencia y conocimiento con otros cuando esto les es de utilidad.

Somos mayordomos de la creación de Dios. Nos preocupa la tierra y actuamos en maneras que restauran y protegen el medio ambiente. Nos aseguramos de que nuestras actividades de desarrollo respeten la ecología.

SOMOS SENSIBLES

Somos sensibles ante emergencias que amenazan la vida donde nuestra participación sea necesaria y apropiada. Estamos dispuestos a asumir riesgos inteligentes y a actuar rápidamente. Hacemos esto partiendo de la experiencia y sensibilidad que requiera la situación dada. Reconocemos también que, incluso en medio de una crisis, las víctimas tienen contribuciones que aportar a partir de su propia experiencia.

Somos sensibles en un sentido diferente ante carencias sociales y económicas complejas y de raíces profundas que exigen un desarrollo sostenible y de largo plazo. Mantenemos los compromisos necesarios para que esto pueda darse.

Somos sensibles ante oportunidades nuevas y poco usuales. Fomentamos la innovación, la creatividad y la flexibilidad. Mantenemos una actitud de aprendizaje, reflexión y descubrimiento con el fin de crecer en comprensión y destrezas.

Involúcrese

Sea parte de Fundación Ebenezer por medio de sus oraciones y aportes para seguir llevando esperanza en Jesucristo a traves de los programas que tenemos.
Si prefiere comunicarse por teléfono, escríbanos o llámenos al 099 277 5239 – 099 981 1515. Usted también puede escoger hacer el pago de su donación a través de depósitos.
iGracias por traer esperanza y salud a los que más lo necesitan!